Un juicio de José Posse en carta a Sarmiento
El 8 de octubre de 1872, desde Tucumán, José Posse escribía a su amigo Domingo Faustino Sarmiento. Le contaba que, en la ciudad, agitaba a la gente la futura elección de presidente, en la cual Nicolás Avellaneda “tiene una base sólida de opinión, que será la que prevalezca”.
Acababan de fundarse, narraba, dos periódicos: uno ministerial, “La Razón” y el otro opositor, “La Libertad”. El segundo había sido “fundado por la emigración santiagueña, que ha montado aquí sus baterías para apuntar de más cerca al blanco. Los dos se tiran con piedras calientes”. Los santiagueños “quisieran que surja un gobierno francamente aliado, hostil a los Taboada, para llegar al fin que buscan. Los otros defienden su posición por la posición misma, temiendo encontrar la persecución”.
A los primeros, “no les faltan aliados entre los enemigos personales de los Taboada; a los segundos no les faltan sostenedores entre las gentes que no quisieran sacar a la provincia de sus límites para enredarla en cuestiones ajenas”. Contaba que unos y otros lo habían buscado, pero él siempre se negó a darles apoyo.
Razonaba Posse que “esta complicación de la política santiagueña y tucumana tiene orígenes históricos que no es fácil suprimir. Los Taboada fueron buscados de aquí como aliados para destronar al partido federal, con propósitos y miras nacionales; pero más tarde ese elemento fue explotado por los partidos locales, cada uno tratando de atraérselos para fines de ambiciones vulgares y del momento. La influencia y el predominio se les dio de aquí, y de ese hecho todos son cómplices. Caro, muy caro ha costado esa alianza, que renace y se aviva, como aquéllas heridas crónicas, con los cambios atmosféricos”.