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JORGE COROMINAS. Desarrolló una monumental tarea de investigación.

Jorge Corominas tenía prestigio nacional.


Jorge Alberto Corominas no solamente era un gran genealogista tucumano, sino uno de los más destacados de la Argentina. Una devastadora enfermedad, que soportó con coraje y resignación de buen cristiano, se llevó su vida el pasado jueves 8 de noviembre. Había nacido en Tucumán el 30 de mayo de 1951. Se graduó de técnico histólogo, y ejerció su especialidad en institutos privados y en la cátedra respectiva de la Facultad de Medicina de la UNT.

Pero su gran pasión fue la ciencia genealógica: el origen de los apellidos, las alianzas, las descendencias. El Archivo Histórico y los archivos parroquiales de toda la provincia, de las vecinas y no pocos del extranjero, fueron escenarios de su fervorosa investigación cotidiana. Plasmó así un muy valioso aporte para nuestra historia social. Su seriedad lo hizo conocido y valorado por los institutos de su especialidad de todo el país, que lo incorporaron a su elenco de miembros. Cuando se fundó el Centro de Estudios Genealógicos de Tucumán, asumió su vicepresidencia y la desempeñó desde 1987 hasta la actualidad.

Sería imposible, en este breve espacio, enumerar la cantidad de eruditas y sólidas investigaciones que publicó. Para referirse solamente a una, basta citar su monumental libro “Los López de Vera, 1710-2014”, en coautoría con Ventura Murga, que llamó la atención de genealogistas de todo el país. En sus últimos días, había iniciado una vasta investigación sobre la familia Aráoz.

Dotado de bellas prendas personales, tenía un temperamento alegre y afectuoso. Era un buen amigo, generoso con sus colegas y dispuesto siempre a ayudar al prójimo. Por todo eso, Jorge Corominas ha dejado, en quienes lo conocieron y lamentaron sinceramente su partida, un recuerdo que habrá de perdurar.