En 1847, Tucumán reeditó una Cédula Real.
En 1847, el país estaba conducido, en lo nacional, por el brigadier Juan Manuel de Rosas, y en Tucumán gobernaba el general Celedonio Gutiérrez. Ese año, en la imprenta de nuestra provincia, se reeditó un antiguo documento. En la portada del folleto se leía “Real Cédula de Erección del Consulado de Buenos Aires”. Debajo del título, decía: “Reimpresa por orden del Excmo. Gobierno de Tucumán. Imprenta del Estado. 1847”.
El Real Consulado de Buenos Aires fue instituido por el rey de España, Carlos III, en Aranjuez, el 30 de enero de 1794. Como se sabe, el organismo tenía, además de la función judicial tradicional, la de prestar servicios como consejo, para promover el desarrollo económico de toda la jurisdicción.
El texto del monarca constaba de 53 muy extensos artículos. Terminaba diciendo que “mando a todos mis consejos y tribunales de la corte y fuera de ella; a los jueces y justicias de todos mis reinos y señoríos; a los jefes políticos, militares y de real hacienda, principalmente a los de la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Ayres, y demás pueblos de las provincias del distrito del Consulado”, que a la cédula, “la vean, cumplan, ejecuten, hagan cumplir y ejecutar en todas sus partes, so pena de incurrir en mi desagrado, porque así es mi voluntad, sin embargo de cualesquiera leyes, ordenanzas, decretos o resoluciones anteriores, que quiero no valgan, y en caso necesario revoco y anulo en cuanto se opongan a lo expresado en esta cédula”.
Y lo que uno no puede menos que preguntarse -al ver este folleto de 23 páginas de cuidada tipografía- es la razón por la cual el Gobierno de Tucumán dispuso reimprimir una cédula real, a cincuenta y tres años de distancia de su emisión y a más de tres décadas de declarada la Independencia.