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GRUPO DE PERIODISTAS. Miembros de la redacción de “El Orden”, en una fotografía de 1910. LA GACETA / ARCHIVO

Estimable carrera de Buenaventura y Hardoy.


Un periodista que gozaba de alta estima en el Tucumán de principios del siglo que pasó, fue Juan Bernardo Buenaventura y Hardoy. Poco se sabe de su biografía. Era hijo de Bernardo Buenaventura, francés, y de Loreto Hardoy, y se casó con su parienta Julia Hardoy Apestey.

Trabajó en diversos diarios y revistas y, de pronto, resolvió poner fin a su vida, el 8 de julio de 1913. Un compacto grupo, integrado sobre todo por gente vinculada a la prensa, acompañó sus restos al Cementerio del Oeste.

El diario “El Orden” le dedicó una larga nota necrológica. Lo llamó “cultor de las letras y escritor de fibra”, cuya pluma “negreó sobre las carillas pensamientos de combate y frases de admonición, durante un quinquenio de ejercicio diario y perseverante en la dura brega periodística”.

Decía que Buenaventura y Hardoy, “fue un enamorado de las cosas bellas y un sincero apologista del ideal, en cuya ofrenda regó con jugo de cerebro las páginas de revistas y periódicos”, como “paladín esforzado de una causa de civilización, de amor y de cultura”.

Siguió y practicó, “a través de su accidentada vida pública, el conocido apotegma de un sacerdocio ultramoderno: el periodismo, que es luz en las ideas, es también nobleza en el pensamiento”. Y “acaso por consecuencia a esta doctrina dos veces idealista, el viejo luchador, cansado de las miserias humanas, se ha suprimido del planeta”.

Terminaba: “respetemos, en todo caso, la decisión de su albedrío, descubriéndonos con fraternal unción de camaradas sobre la tierra aun humeante de su fresca tumba”. No conocemos un retrato de Buenaventura y Hardoy.