El comercio exaltaba el Centenario, en 1916
Días pasados, recordábamos que el Centenario de la Independencia excitó con fuerza las habilidades del comercio. Y que esto se expresó, por ejemplo, en una réplica en cartón del frente de nuestra Casa Histórica, envase que se vendía repleto de chocolates. Pero hubo objetos recordatorios con más solidez y entidad que aquella cajita. En avisos a toda página -publicados en revistas porteñas como “Fray Mocho” o “Caras y Caretas”- lo ofrecía el importador Humberto Tosi, que tenía oficinas en la avenida de Mayo y Perú.
Se trataba, explicaba el aviso, de una “hermosa obra artística hecha en conmemoración del Centenario de la Independencia”. La constituía una “reproducción en relieve, imitación bronce, del acto de la Jura en la histórica sala de Tucumán”. Una gran fotografía mostraba la pieza metálica enmarcada, cuyas dimensiones eran de 70 por 52 centímetros. Registraba el recinto de deliberación de los congresales de 1816, con todos ellos levantando jubilosos sus galeras en dirección a la mesa de la presidencia.
El importador hacía notar que era “un trabajo artístico perfecto, indestructible, en el que se destacan las figuras que intervinieron en el memorable acontecimiento”. Entendía que “deben poseer este cuadro todos los colegios, bibliotecas, sociedades y hogares que quieran conservar el mejor recuerdo de uno de los más trascendentales hechos de nuestra historia”. Constituía, además, “un hermoso adorno para cualquier salón”.
El precio era de 15 pesos, cifra que incluía el flete “a cualquier punto de la República”. Sin duda, los ejemplares que se conservaron de aquella “hermosa obra artística” deben tener hoy un precio interesante en los anticuarios.