Imagen destacada
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. El dibujo de Ignacio Baz se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes. LA GACETA / ARCHIVO

Dibujo del pintor tucumano Ignacio Baz.


El pintor tucumano Ignacio Baz (1826-1887) residió varios años en Chile, con intervalos, en las décadas de 1840 y 1850. Durante su estadía conoció a numerosos emigrados argentinos. De varios -como Mitre, Alberdi, Tejedor, Sarmiento, Gutiérrez- ejecutó “hermosos retratos al lápiz” que, dice el estudioso Rodolfo Trostiné, “quizás eran bocetos para trazar óleos en la soledad de su atelier”. Su álbum con estos trabajos se conserva hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Nos detengamos en el retrato de Domingo Faustino Sarmiento, confeccionado por Baz en grafito y tinta sobre papel. Lo muestra con el aspecto que tenía a comienzos de la década de 1850 y que registraron el dibujo de la segunda edición del “Facundo”, en 1851, o la conocida litografia de Narciso Desmadryl, del mismo año.

La calvicie avanza rápidamente y usa espesos bigote y barba. Puede aplicarse al dibujo de Baz el comentario de Manuel Gálvez sobre su rostro de esta época. Expresa, que “aún no es feo, como se imagina la posteridad: la fealdad le vendrá con la gloria”. Y apunta que tiene “facciones redondeadas y acentuadas, pero no irregulares”; y que “acaso la barba le sentaría mejor si la cabeza no fuese tan calva”.

A diferencia del retrato de Desmadryl, donde los ojos aparecen encapotados, en el de Baz miran con gran resolución y está algo más grueso. También las orejas son más chicas. En suma, se trata de una lograda y poco difundida imagen del Sarmiento con barba.

Para nosotros tiene el valor agregado de salir del lápiz de un comprovinciano. Rodolfo Trostiné no incluye este retrato -aunque lo menciona- entre los muchos reproducidos en su “Ignacio Baz. Pintor tucumano del siglo XIX”, de 1952.