
Crónica y fotos en una revista de 1901.
Algunas veces hemos mencionado al “Ucumar” en crónicas de esta columna. Informa el “Diccionario de Argentinismos” de Diego Abad de Santillán, que se designa con esa voz quichua a “un personaje de leyenda supersticiosa: el hombre mono, el cual en Tucumán raptaba mujeres y niños”. Según la tradición, extendida también en Santiago, “sí se le grita responde con voces humanas y sí lo atacan los perros, se defiende a garrotazos”. De cualquier manera, en los diarios y revistas de comienzos del siglo XX, eran frecuentes las informaciones a ese respecto.
En la revista porteña “Caras y Caretas” del 7 de setiembre de 1901, hay una información sobre el Ucumar con un par de fotografías y el titulo “El rapto de una niña por el Ucumar”. Narra que “este curioso individuo, que viste ropas de cuero y usa utensilios y armas ofensivas y defensivas de la que usaban los hombres primitivos, ha sido cazado (sic) por la Policía en el campo del señor Napoleón Paz, en Las Cuchillas”. Agrega que “vivía en el bosque y jamás nadie lo había visto. La muchacha que le acompañaba en sus correrías y que vestía como él, tiene trece años de edad y fue robada por el Ucumar cuando contaba once. Se llama María Natividad y es hija de José Agustín Silva, vecino de La Ramada, en Burruyacu, a quien le ha sido entregada. El Ucumar, llamado Pedro Ocampo, adoptó la vida salvaje hace muchos años, después de haber salido de la cárcel”.
La fotografía muestra a un hombre alto, con una gorra en la cabeza y el pecho cubierto con pieles de animales. Lleva una bolsa en la mano y calza ojotas. Tiene más bien aspecto de pordiosero campesino, que de ese personaje de leyenda que la Policía “cazaba” como si fuera un animal, según la revista porteña.