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INGENIERO LUIS F. NOUGUÉS. Aparece al centro, flanqueado por sus ministros, doctores Julio López Mañán y Manuel Cossio, al regreso de un Tedéum, en 1907. LA GACETA / ARCHIVO.

El criterio del gobernador Luis F. Nougués.


En su mensaje de 1906, el gobernador de Tucumán, ingeniero Luis F. Nougués (1872-1915), exponía su punto de vista sobre las obras públicas como vehículo no sólo de progreso sino de elevación del gusto. Afirmaba que “no tenemos, ni esta ciudad ni en la campaña, edificios públicos ni obras de arte que contribuyan eficazmente a su embellecimiento, como si el trabajo de nuestros habitantes estuviera reñido con el buen gusto”.

Opinaba que “es necesario reaccionar, y hacer un sacrificio, para volver agradable la vida en nuestra provincia, con obras que, al mismo tiempo que higienicen, recreen nuestro espíritu”. Esto sería “resolver un doble problema, económico y social, porque no solamente no emigrará la fortuna y se atraerá al turista para disfrutar nuestros inviernos, sino que proporcionará, a las clases menos pudientes, los atractivos que tienen otras ciudades. El gobierno debe al pueblo estos adelantos”.

Había recorrido, decía, la parte más importante de Tucumán. “Y si bien, como tucumano debo enorgullecerme de la laboriosidad de nuestros comprovincianos, pues tienen sus campos bien cultivados y hacen buenas cosechas, llama la atención el atraso de sus poblaciones, que no cuentan, no ya con una obra de arte, pero ni siquiera con un paseo o un buen local para escuela”.

Afirmaba que tienen la sede sus autoridades, “en su mayor parte, en edificios mezquinos que rebajan la dignidad del funcionario y hablan muy mal de la cultura de nuestro pueblo”. Comentaba que no era raro que así ocurriese, si nuestra ciudad, la tercera del país por su comercio, “no tiene más que dos edificios públicos modernos y apropiados, ni, fuera de la plaza, tiene un sitio que permita a esos habitantes dirigir sus paseos para solaz del espíritu”.