A pesar de que “El Redactor” dice que sesionó el Congreso el 29 de diciembre de 1816, no incluye la respectiva crónica. El año ya iba terminando. En su transcurso, la revolución americana había perdido a tres de sus importantes jefes de guerrilla contra los realistas. Esto además de morir el propulsor de la emancipación del continente, el venezolano Francisco de Miranda, el 14 de julio de 1816, en el calabozo español donde se encontraba cautivo.
El 3 de abril, los realistas atacaron al coronel Vicente Camargo en su campamento de Ausapumina, y dispusieron su inmediato degüello. No sería el último. Dos días antes de declararse la independencia de las Provincias Unidas, el 7 de julio, el sacerdote tucumano Ildefonso de las Muñecas fue ultimado en un punto del camino entre Tihuanaco y Huaqui, por los soldados realistas que lo llevaban prisionero. Al frente de su guerrilla de indígenas, Muñecas había sido una auténtica pesadilla para los ejércitos del rey, a los que causó grandes pérdidas en sus veloces y esporádicos ataques.
Meses más tarde, el 14 de setiembre, el altoperuano Manuel Ascencio Padilla, indomable jefe de las guerrillas patriotas, había sido vencido por el coronel realista Aguilera. Este ordenó ultimarlo y cortarle la cabeza, que fue expuesta en una pica en la plaza de La Laguna. Lo sobrevivió su esposa, la célebre Juana Azurduy. Los realistas habían dado muerte, además, a los dos hijos varones del matrimonio.
Otro heroico militar revolucionario, el coronel Ignacio Warnes, quien resistió bravamente a los realistas en su bastión de Santa Cruz de la Sierra, terminó derrotado y muerto en la batalla del Pari, el 21 de noviembre de 1816. El jefe vencedor, Aguilera, hizo cortar su cabeza y la expuso en la plaza de Santa Cruz.