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TEODORO ROOSEVELT. Al centro, entre el gobernador Ernesto Padilla y un sacerdote, sale de la vieja iglesia de La Merced.

Algunas impresiones recogidas en su visita de 1913.


Es sabido que en 1913 visitó Tucumán el ex presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt (1858-1919). En una revista de Washington, publicó luego una ilustrativa crónica sobre su estadía. Varias veces hemos reproducido algunos de sus párrafos. Por esa época, ya de la Casa Histórica solamente quedaba en pie el Salón de la Jura, dentro de un templete de estilo neoclásico. Sin nombrar a Lola Mora, su autora, Roosevelt destaca los “hermosos relieves en grandes placas de bronce” de la entrada, que rememoran el 25 de mayo y el 9 de julio. “Los bronces son obra de una escultora argentina”, dice.

En cuanto al paisaje, escribe que “la escarpada montaña se alza de los campos de caña a pocas millas de la ciudad. Esta luce una rica vegetación semitropical, y sus casas de paredes gruesas y bajas, con sus patios rodeados de galerías son frescas y agradables. Siempre es un placer ver, en estas ciudades sudamericanas, que se conserva el estilo colonial de las casa, pues, igual que nosotros cuando la prosperidad cunde, desarrollan una tendencia a adoptar toda clase de arquitecturas, alguna con exceso de ornamentación, sin relación a la historia local y sus necesidades”.

Le enseñaron al presidente una de las dos bibliotecas públicas con una buena colección de libros. Y, narra, “como sucede en todas la bibliotecas públicas, los libros en mayor demanda eran las novelas. Pero había muchos libros de historia, de filosofía, ensayos y críticas de Guizot, Emerson, Spinoza, Sainte-Beuve y muchas otras. Además de las obras españolas, había algunas inglesas y alemanas y muchas francesas, y era interesante ver el número de libros, traducidos en su mayor parte, editados en Buenos Aires y algunos en Madrid o Barcelona”.