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MAXIMILIANO MÁRQUEZ ALURRALDE. El autor del "Tríptico de la primavera en Tucumán", en una foto de los años 1940. LA GACETA / ARCHIVO

Un texto del doctor Márquez Alurralde


Párrafos del “Tríptico de la primavera en Tucumán”, escrito de 1953 del magistrado, literato y hombre de cultura Maximiliano Márquez Alurralde (1899-1956), parecen oportunos de rescatar, para esta época del año.

Escribía que “después del lapacho y del tarco, la roja flor del seibo ha de asomar también por los cercos, encendiendo el horizonte y la distancia, rojo de fuego y rojo de crepúsculo y de aurora”. Y, “bajo la arboleda, un viento quedo y tibio anda desgranando ilusiones a la siesta; y es la hora propicia del romance en que la niña traviesa juzga oportuna la caricia del sol y el amigable consejo de la sombra y del árbol”.

Entretanto, “los pájaros han iniciado su batalla de trinos y de alas”: tienen sus nidos en la horqueta del tarco, y en el seibo. “El lapacho también alberga con exquisita galanura unas que otra casita de hornero, que rato hace resolvió su propiedad horizontal y su cabina altimática. Bulla de pájaros y rumor de hojas, el verano ya está en las puertas de la casa”.

También, “si se quiere, el duende anda por ahí, derrumbando tierra y gajos en la acequia, y el agua va corriendo ya con secretos y albricias en sus ondas”. Más allá, hacen ruido las cañas de bambú, “y hace calor, y hay vida y milagro por el campo, y allí en lo más hondo de la fronda, junto a la acequia que juega con su música de agua y piedra, se ha llegado la ninfa misteriosa que viene por agua y berro”.

De pronto, “entre el ruido de las hojas secas al borde de la acequia, una calandria canta, y se ha escuchado el paso de alguien y el arrullo de algo, y el agua corre como si el duende anduviese sobre el agua”…